"Y es fama que, leyendo Crítica de la Razón Pura, lo había puesto a Kant en terribles apuros, escribiendo en las márgenes de su obra: <<Estás macaneando, viejito>>, <<Aquí te agarré, Manolo>>, y otras objeciones no menos agudas."
LEOPOLDO MARECHAL - Adan Buenosayres
Cuando terminé la secundaria y el consiguiente ingreso a la universidad, necesité inmediatamente un sistema lectocomprensivo más veloz y efectivo de apuntes que la simple memoria; porque si me descuidaba, éstos se apilaban y expandían sobre cualquier espacio vacío disponible y a veces no tanto. (He llegado a dormir sobre apuntes sin darme cuenta, o por imposibilidad de darles mejor ubicación).
El primer sistema, con el cual creo que todos experimentamos alguna vez, fue el marcador o resaltador. Tuve dos de esos (¡uno rosa!) que duraron menos de un mes. Aún teniendo una capacidad de síntesis absoluta (más de una vez resumí un texto a sólo dos artículos y una conjunción copulativa). Por su elevado costo los dejé y volví al viejo y querido subrayado con lápiz, y a las notas marginales.
Recuerdo que por entonces presté dos libros de acústica que había resumido con resaltador, y la sorpresa al verlos, una vez devueltos, subrayados de otra forma, y el saber que quien los había utilizado obtuvo mayor nota que yo en su época. Esto me hizo reflexionar (Estamos hablando de un 9 contra un 8) que mi método no era desacertado, sino propio y justificado. A mí me servía, y tal vez sólo a mí.
Luego entré en un constante análisis de las diversas metodologías, y me maravillé al no encontrar dos iguales, a pesar de que todos habían cursado materias comunes como "metodología del estudio" o "pensamiento científico" que pretenden normalizar las técnicas.
Y ahora que tengo una materia que otrora cursó mi hermano, y gentilmente me cedió apuntes y resúmenes, que al ver lo distinto de nuestros métodos, siendo éstos sin embargo tan similares, me doy cuenta que el método de estudio, así como también la toma de apuntes y organización de los mismo, etc. Marcan y definen nuestra personalidad. Prestar nuestros apuntes es algo así como revelar una intimidad, un secreto de nuestro ser, nuestra esencia, lo que nos hace ser nosotros y no otros. Los apuntes propios son algo tan nuestro como el D.N.I. o el A.D.N. y hasta nos define mejor. Por lo tanto uno no debería prestar sus apuntes y resúmenes a nadie que no sea demasiado allegado nuestro.
¿Entendés rubia porque no te presto mis apuntes? Te la pasaste todas las clases jodiendo con tu telefonito celular, e interrumpiendo y hablando con todo el mundo, y ahora que estamos tan cerca del parcial, pretendés que te preste todo lo que tanto sacrificio me significó (?)
Ufa... bueno está bien, pero apurate! ¿y cuándo me los vas a devolver?
Pero veámosle el lado positivo. Todos esos días en los que me los iba a pasar estudiando, ahora los tengo libre para hacer lo que yo quiera!!!
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